Cable de púas

<?php the_title(); ?>
Jueves 28 de Septiembre del 2023

Me dijiste que elegir una cosa implica renunciar a otra. Hace unos años renuncié a mí porque te elegí a ti. Pero hoy ya no puedo seguir eligiéndote. No porque siento que me ahogo, el vacío me ahoga. Quiero correr, pero no puedo porque corro con un peso que no es el mío. Cuando me decido a cortar el lazo que me ata, siento culpa porque el amor no se paga con ingratitud. Así que lloro en silencio, con la mandíbula en tensión y doy eso que no quiero dar, pero que me siento obligada a hacerlo. Y todo porque me enseñaron que el amor no se paga con ingratitud. 

Soy empática con tu dolor, pero la culpa no me deja serlo con el mío. Sé que nos sonreímos por costumbre, para ocultar que lloramos solos, en silencio. Para ocultar que sabemos que soltar es un acto heroico lejos de nuestro alcance.

Él es bueno, yo también soy buena, pero mientras más cerca está de mí, poco a poco dejo de serlo. Así que con su dedo, que también es mi dedo, me juzgo por ser mala. El dolor se me clava en el pecho. Todo da vueltas, se me agita el corazón, se me cierra la garganta y empieza a llover en mis ojos. Entonces me sujeto con más fuerza del cable de púas, porque tomar decisiones da miedo y porque su dedo, que también es mi dedo, me señala y me juzga.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

*