—Rebeca, ¿cómo das amor?
—En su justa medida.
—Dame un ejemplo.
—Como un espejo. Regreso la proyección que recibo.
—Rebeca, ¿tú crees que esa es una forma adecuada de amar?
—No hay formas correctas para amar. Pienso que cada uno ama como puede y como aprendió a hacerlo.
—Hemos hablado del apego. Dime ¿qué has aprendido de él?
—El apego y el miedo al abandono me han llevado a exigir un cariño condicionado, el cual terminó por asfixiarnos y por cuartear la libertad. Pero eso fue antes. Antes de permitirme amar sin miedo. Ahora es diferente, estoy en otro lugar.
—Rebeca, ¿y hoy en dónde estás?
—La inteligencia dice que soy nada y el amor me dice que lo soy todo. Floto en ambas.