—¿Te acuerdas que me dijiste que como buen Sagitario que soy, necesito ser un caballo libre y salvaje? Bueno, pues ahora siento una manada de caballos indomables en el pecho, que galopan descontrolados por mi cuerpo. En este momento soy todo emoción y es tanta luz, porque han salido tantas cosas de la oscuridad, que no puedo ver.