Fue en el 2012 cuando empaqué mis maletas y dije adiós. Salí a la aventura y me prometí no volver. Cambié de ciudad, de país y de continente varias veces. Y viví. Viví lo que tanta falta me hacía vivir. Pero como le dije a mi gran Marcelo y a mis compañeros de la secta de escritores, es importante poner el punto final a todas nuestras historias. Después de nueve años, hoy, a un mes y medio de cerrar un gran ciclo y volver a empacar, puedo decir que: Salí en busca de un mapa pero encontré las instrucciones para volver a casa.