Me ha costado mucho trabajo dejar de buscar a quienes estuvieron, pero ya no están y alejarme de las situaciones que sacan la peor versión de mí. También, siendo sincera, me ha costado la vida dejar de probarle a los demás que soy suficiente, de prestarme para alimentar intereses ajenos por miedo al abandono y a la soledad. Sí, no ha sido fácil, pero sí ha sido necesario y no dudaría en volver a pasar por todo ese proceso, porque prefiero estar con quienes me aprecian que con quien me tolera.