Tardes de terapia:
—Rebeca, hoy me gustaría que me hables de tu autoestima.
—Fluctúa por momentos, como la marea. Es muy hormonal, pero cada vez es más estable.
—¿Por qué consideras que cada vez es más estable?
—Porque estoy empezando a hacer las paces conmigo. Mi meta ya no es cambiarme. Soy quien soy y por fin me gusta mi piel. No, más bien, por fin me permito vivir en paz bajo mi piel.
—Rebeca, ¿qué es el amor para ti?
—Es algo que se multiplica cuando lo divides. Es una sensación de calor en el pecho, son ganas de vivir, de estar presente con quienes te rodean. Es un hogar invisible que hay dentro de ti con chocolate caliente para el que quiera pasar.
—¿Por quién sientes amor?
—Por mis hermanas. Siempre que pienso en ellas siento que el pecho me crece. Cuando sueño con ellas me río dormida y despierto a Miguel. Pienso en ellas todo el día.
—¿Y Miguel?
—Miguel es especial, él es mi unbutu. Sé que no es el amor de mi vida, pero sí es el hombre de mi vida. Es con quien quiero envejecer.
—¿Y quién es el amor de tu vida?
—Soy yo.