Ya no comparto esa parte de mí porque nadie la entiende. Cuando lo hacía la gente me miraba extrañada. Fue a través del espejo de esos ojos que descubrí que eso que hay en mí, puede que no sea de este mundo o puede que sí, pero no de esta época. Por eso ya no me comparto. ¿Para qué? Si cada uno escucha lo que quiere escuchar. No, ya no digo lo que siento, solo siento lo que pienso. En silencio. Escribiendo.