Lecciones de un mayo de cuarentena:
- Sigo aprendiendo a masticar como las vacas: despacio y con calma. Los sentimientos no se comen, no se beben, no se fuman. Se sienten.
- No estoy en control de mis emociones, pero sí puedo estar a cargo de ellas. No decido qué siento, pero sí cómo lo siento.
- No tomarme las cosas personales. Cuando lo hago, el problema del otro se vuelve mío, y qué necesidad tengo de estar cargando con problemas ajenos.
- Si alguien me hace sentir mal no es su culpa, es la mía porque yo le di ese poder.
- Temo más lo que imagino que lo que veo.