Y he llegado a pensar que no es el caos el que habita en mí, soy yo la que decide darle un cuerpo a ese caos. ¿Que si le tengo miedo? Ya no, porque descubrí que es una bola de humo que en cuanto soplo desaparece. He aceptado mi oscuridad y, lo mejor, es que estando en ella he visto la luz.