Prefiero callar y cerrar lo ojos, no por cobarde, sino porque hay batallas que ya no me interesan pelear, sobre todo las que sólo me generan frustración. Yo voy a mi tiempo, y he aprendido que mi tiempo es muy diferente al del reloj. Cada uno va a su ritmo, haciendo su proceso. Gana más quien por amor propio renuncia a una batalla, que quien por ego se mantiene en ella.