Estoy desnuda. Así me siento. La ropa la ven los demás, pero, créanme, estoy desnuda.
Desde que acabé mi novela y dejé de escribir artículos, estoy muy desnuda.
No sé qué hacer. Somos animales de costumbres y yo sigo pensando… Ya terminé con la historia, pero sólo en el papel porque sigo pensando en todos mis personajes. En las agujas, en la soledad, en las plumas y en el polvo que siempre aparecen, en…, Rafael.
¿Qué voy a hacer conmigo? ¿Qué voy a hacer sin él?
Escribo esto desnuda, no por el calor, sino porque la ropa no me vale. No me vale porque siempre cubre la piel y hoy necesito que respire. Necesito respirar.
¿Qué sé yo?
Aunque me vean con ropa, sepan que estoy desnuda.